La casa Schröder de Gerrit Rietveld en Utrecht: pavimentos integrados en una arquitectura dinámica
Casa Schröder. Gerrit Rietveld. Fotografía de Sailko
La casa Schröder de Gerrit Rietveld fue construida en 1924 por el arquitecto holandés Gerrit Rietveld para la viuda Truus Schróder-Schráder en la ciudad de Utrecht. Se trata del máximo exponente de la arquitectura concebida bajo la influencia del estilo artístico De Stijl. Este estilo, que dio lugar al neoplasticismo, plantea un concepto dinámico del espacio frente a la arquitectura de principios del siglo XX. Antes del Movimiento Moderno la arquitectura estaba caracterizada por ser simétrica, estática y clásica, representando formas y valores tradicionales.
Al concebir unos espacios interiores y exteriores que fluyen entre sí, el proyecto consigue que las líneas y los planos se desdibujen. Los pavimentos, techos y paredes y participan del exterior de la casa, creando un único espacio visualmente conectado.
Interior del piso superior de la Casa Schröder. Gerrit Rietveld. Fotografía de Oliver Mal
Un espacio interior donde el color es el protagonista
El espacio interior está influenciado por los colores primarios, característicos del movimiento De Stijl y utilizados por otros artistas como Piet Mondrian en sus obras. Las líneas verticales destacan en colores como el rojo, azul o amarillo en contraste con los planos horizontales donde los protagonistas son los tonos grises y blancos.
Ni un solo elemento, incluido el pavimento, queda sin pintar, ayudando a concebir el espacio visualmente de una manera unitaria. Los colores prevalecen por encima de la textura y materialidad de los distintos acabados. Esta concepción neoplástica del espacio no sólo desdibuja el límite existente entre suelo, techo y paredes sino también con el entorno, prolongando este código de líneas rectas y colores en los espacios exteriores.
La Casa Schröder supone un ejemplo perfecto de como el pavimento puede convertirse en un elemento imprescindible a la hora de jugar con la arquitectura y proponer espacios interesantes. Un lugar donde aparte de los colores y las texturas, una absoluta flexibilidad y adaptabilidad gracias a los tabiques interiores deslizantes consigue servir de ejemplo sobre como concebir espacios dinámicos.
Hall de entrada Casa Schröder. Gerrit Rietveld. Fotografía de Peter Vosmaer